Universalismo y escatología II

Atentos a su palabra febrero 28, 2023
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Introducción

En la teología contemporánea de la época de Jesús, el libro de Daniel estaba situado en el canon judío entre los Escritos, la tercera gran parte del Tanak [1]. No era considerado como un profeta. Ya la teología judía de la época, había aceptado que el libro era histórico y no profético. Para ellos todo lo relativo al contenido del libro, casi de forma general se había cumplido en la época de Antíoco IV, este acontecimiento histórico contra la Alianza hizo que se pensara que la relevancia del libro de Daniel se circunscribiera a ese periodo. Ya se había adoptado el método de interpretación conocido como «preterista»[2].

La profanación sacrílega del Templo de Jerusalén a manos de este general heleno, reavivó la visión del Templo dentro de los conceptos escatológicos de la época. Se pensaba que el final del mundo estaba ligado a la existencia del Templo, la escatología sin el templo no era aceptada en la época.

La conversación de los discípulos con Jesús

Todos estos datos, son de gran importancia para entender la conversación de los discípulos con Jesús, que aparece en Mateo 24-25. La concreciona queda establecida de la siguiente forma:

(24,1) «Y saliendo Jesús, se iba del templo, cuando sus discípulos se acercaron para mostrarle las edificaciones del templo, 24,2 Tomando entonces respondiendo, Él les dijo: ¿Veis todas estas cosas? De cierto os digo: De ningún modo quedará aquí piedra sobre piedra que no sea totalmente derribada (καταλύω)», futuro de indicativo. La pregunta de Jesús y sus respuestas es para desmitificar en la mente de los discípulos, que el templo de Jerusalén, sería destruido, unos pocos años después, pero el momento de la parusía no será dependiente de la existencia de ese templo de piedra.

Como veremos en este artículo, Jesús vuelve a resituar la escatología de su época, dentro de la escatología apocalíptica Bíblica y no a través del pensamiento judío. La división mundial actual y la profecía bíblica están íntimamente relacionadas.

1. Lectura de Mateo 24

Los caps. 24 y 25 forman una unidad temática, donde el primero, nos presenta la escatología de Jesús, el segundo hace tres aplicaciones: parábola de las 10 adolescentes (Mt 25,1-24); parábola de los talentos (25,14-30) y parábola sobre la separación de la venida del Hijo del Hombre y la separación de la humanidad en dos, representada por las cabras de las ovejas (25,31-46)

La cosmovisión semítica de los autores de la Biblia, los lleva a escribir sus libros manteniendo un sistema de estructuración radicalmente distinto al que por nuestra parte heredamos del mundo griego. El hebreo trasmite el mensaje en sus escritos por medio del sistema llamado: «paralelismo semítico», situando la idea más importante en el centro de la estructura, y haciendo depender de ese centro ideológico el resto del escrito. Un buen ejemplo de este sistema de escritura es el capítulo que nos ocupa; analicemos una propuesta personal de estructuración de este capítulo[3]:

Tabla 1: Estructura Literaria a Mateo 24

A (24,1-2): Jesús habla con sus discípulos sobre el Templo

B (24,3-14): os perseguirán por causa de mi nombre

C (24,15-28): el sufrimiento y Dios acortará el tiempo

D (24,29-31): la señal de la venida del Hijo del Hombre

C’ (24,32-35): no pasará esta generación sin que todo acontezca

B’ (24,36-44): dos hombres y dos mujeres en vivir diario: uno tomado otro dejado

A’ (24,45-51): Los siervos buenos y malos

Como puede verse en el esquema, a través de la lectura en paralelismo semítico, el centro ideológico y temático del esquema lo hallamos en [D (24:29-31): la venida del Hijo del ser humano]. Las microsecciones [A-A’] forman un paralelismo antitético; [B-B’] forman un paralelismo sintético, mientras que [C-C’] es igualmente un paralelismo sinonímico, todo ello será analizado a continuación.

El cap. 24 nos sitúa, sobre la base de como Jesús, corrige la escatología de su tiempo. Sin profundizar mucho en el tema, como ya he comentado, diré que, para sus contemporáneos judíos, todo el libro de Daniel se había cumplido dos siglos antes.

El pensamiento de la época

La Biblia de Jerusalén (BJ)[4], recoge el pensamiento de la época de la siguiente forma 1 Macabeos 1,54-61:

«54 el día quince del mes de Quisleu del año ciento cuarenta y cinco (167 aC) levantó el rey sobre el altar de los holocaustos la Abominación de la Desolación. También construyeron altares en las ciudades de alrededor de Judá. 55 a las puertas de las casas y en las plazas quemaban incienso. 56 rompían y echaban al fuego los libros de la Ley que podían hallar. 57 al que encontraban con un ejemplar de la Alianza en su poder, o bien descubrían que observaba los preceptos de la Ley, era condenado a muerte por decisión real.

»58 actuaban violentamente contra los israelitas que sorprendían un mes y otro en las ciudades; 59 el día veinticinco de cada mes ofrecían sacrificios en el ara que se alzaba sobre el altar de los holocaustos. 60 a las [2Ma_6:10] mujeres que hacían circuncidar a sus hijos las llevaban a la muerte, conforme al edicto, 61 con sus criaturas colgadas al cuello. La misma suerte corrían sus familiares y los que habían efectuado la circuncisión».

Según el comentario de la BJ al v 15 dice: «La abominación de la desolación, Dn 9:27; 11:31, es el altar de Baal Samem o Zeus Olímpico, edificado sobre el gran altar de los holocaustos» La tradición oral judía, había interpretado, Dn 11,31, como el cumplimento en las acciones acaecidas con motivo de la invasión de Jerusalén por el general heleno Antíoco IV. Pero Jesús está en total desacuerdo con esta impetración, afirmando: Mt 24,15 «por tanto, cuando veáis la abominación de la desolación, dicha por el profeta Daniel, puesta en el lugar santo (el que esté leyendo, entienda)» (BTX3)[5]

Jesús proyecta el cumplimiento de las referencias a Daniel

Jesús proyecta el cumplimiento de las referencias a Daniel hacia el futuro, llamando a Daniel profeta (προφήτης), añadiendo que cuando veías (ὁράω), aoristo subjuntivo 2ª persona del plural; traducido en futuro. Cuando los creyentes vean esas señales anunciadas en el cap. 24, estén preparados para salir huyendo (Mt 24,16-18). Para Jesús todo este contexto, no es histórico sino escatológico. Y el Templo al que hace referencia Daniel, es el escatológica y celestial.

Jesús afirma, después de mencionar su venida, una primera consecuencia, trascendental para la humanidad (Mt 24,40):

«Entonces estarán dos en el campo: uno será tomado y el otro será dejado, 41 Dos mujeres estarán moliendo en el molino: una será tomada y la otra será dejada, 42 ¡Velad, pues, porque no sabéis en cuál día viene vuestro Señor!» (BTX3).

Con motivo de aparición de Jesús, se hará una separación, unos serán tomados, otros serán dejados. Esta es la primera consecuencia de la escatología cristológica. La explicación que Jesús hace a continuación, por medio de las tres parábolas referenciadas, la humanidad quedará dividida en dos partes.

2. Lectura Mateo 25

La lectura estructurada podría quedar de la siguiente forma:

A (25,1-13): parábola de las diez adolescentes invitadas a las bodas

B (25,14-30): parábola de los talentos

A’ (25,31-46): parábola de las ovejas y las cabras

Después de la primera consecuencia de la Venida de Jesús, ya citada (24,40), en gloria y majestad, va a explicar con estas nuevas parábolas, diferentes desarrollos de la espera. Proponiendo en los tres casos, una espera inteligente, desde tres ángulos diferentes.

En la narración de la primera parábola (25,1-13), nos muestra a diez adolescentes, invitadas por la novia, según la costumbre de la época, para señalar el camino al novio para el banquete de boda. Jesús sitúa la separación en el momento de la llegada del novio (Mt 25,5-6): «6 pero a la medianoche hubo un clamor: ¡He aquí el esposo, salid a su encuentro! 7 y todas aquellas vírgenes se levantaron, y arreglaron sus lámparas».

En la narración parabólica, es en este momento cuando se produce la separación entre las cinco adolescentes, llamadas sabías (φρόνιμος), adjetivo femenino plural, y el resto llamadas estúpidas (μωρός), adjetivo femenino plural (25,7-8). La sentencia de separación definitiva entre ellas, sale de los labios del esposo (25,11-12): «11 luego, las otras vírgenes también llegan diciendo: ¡Señor, señor, ábrenos! 12 pero él respondiendo, dijo: En verdad os digo que no os he conocido (οἶδα), perfecto indicativo 1ª singular». La separación definitiva queda consolidad. El problema no está, según la parábola, en dormir, pues todas lo hicieron. La contrariedad radica en que mientras dormían, se fue agotando el aceite, con lo que se encendían en la época las lámparas, que le garantizaba la entrada.  P. Bonnard[6] comenta:

Sobre las vírgenes dormidas

No se reprende a las vírgenes por estar dormidas, pues para ellas había pasado ya el tiempo de la actividad: es antes del comienzo de la fiesta nupcial cuando debería haber hecho lo que había que hacer (tomar el aceite = ser fieles)

Jesús, hablando del momento escatológico de su regreso, deja claro que el periodo de la vida de ser humano, es el único momento para clarificar la eternidad, que será interrumpida por su llegada a la tierra. No hay más momentos posteriores para cambiar las decisiones humanas mientras se espera.

En la segunda parábola (25,14-30), nos introduce en la misma época de la espera, pero desde otra orientación. Comienza con la afirmación, que se trata del mismo tiempo de espera ya utilizado en la anterior: (25:14) «porque es como un hombre que, yéndose de viaje, llamó a sus siervos (δοῦλος) y les encargó sus bienes». (BTX3) Es cierto, que δοῦλος tiene un significado de esclavo-sirviente. Pero como veremos en el contexto, estos δοῦλος, masculino plural; son algo más que simples esclavos pues tendrán la capacidad de gestionar los bienes (τάλαντον) de su Señor.

El reparto fue según la visión que el Señor tenía de cada uno de ellos, buscado la equidad entre ellos: (25,15) «a uno dio cinco talentos a otro dos, y a otro uno; a cada uno según su capacidad. Y se fue de viaje», en este momento, en la parábola, comienza la espera entre su marcha y su regreso. Los dos primeros se sitúan frente a la espera de forma inteligente. Pero el tercero no sabe aprovechar el privilegio otorgado por su Señor.

La definición del Señor

La propia definición que da el Señor, resulta sugerente:

25,24 y acercándose también el que ha recibido (λαμβάνω), participio presente, un talento, dijo: Señor, yo te conocía que eres hombre exigente, que cosechas donde no sembraste y recoges donde no esparciste; 25,25 por eso tuve miedo (φοβέω), participio aoristo, y habiendo ido y escondí tu talento en la tierra: aquí tienes lo tuyo.

En aoristo es un tiempo verbal griego que señala una acción realizada en el pasado, pero que sus consecuencias perduran hasta el presente, es decir por no haber entendido el plan de Dios, este tercer siervo se auto privó la dirección y ayuda de su Señor. Comentar que el uso de φοβέω, en este contexto sería necesario analizar. Este término griego es la traducción en los LXX[7] del hebreo (´îrä´), utilizado en Gn 3,10: «y dijo: he oído tu sonido en el huerto y he tenido miedo porque estoy desnudo; y me he escondido». ¿Para qué se utiliza este término?, identifica la reacción del ser humano cuando no comprende los planes de Dios para su vida. El sirvo de la parábola, no supo gestionar la espera, al no comprender los planes de su Señor en su vida.

La descripción que da es: (25,25) «yo te conocía que eres hombre exigente, que cosechas donde no sembraste y recoges donde no esparciste». Sin duda, proyecta hacia el Señor su frustración, por su fracaso en la espera. La respuesta hacia él fue: (25,28) «quitadle, pues, el talento, y dadlo al que tiene los diez talentos» y finalmente (25,30) «y al siervo inútil echadlo en las tinieblas de afuera. Allí será el llanto y el crujido de los dientes» (BTX3)

El final de la segunda parábola

La segunda parábola termina de la misma forma que la anterior. Durante la espera entre la marcha del Señor y su regreso es el único periodo que disponemos para entregar nuestros dones al Señor del Universo. A su regreso ya todo estará decidido, no por el Señor, pues en su resurrección quedó resuelto el problema del pecado universal, es decir, Jesús murió y resucitó por todos, pero no para todos. La lección de esta parábola es, aquellos que sus talentos los convirtieron en dones, tienen un destino eterno, pero aquellos que no sepan convertir sus talentes en dones, no tendrán, ninguna otra oportunidad más.

La tercera parábola

La tercera de las parábolas (25,31-46), no es nada más que, la aceptación de parte del «Hijo del ser humano», en su visión escatológica (cf., Dn 7,13), de las decisiones de cada uno ser humano. Esta expresión para identificar al que viene, es utilizada por el propio Jesús, en contextos donde está representando a la humanidad ante el Padre (cf., Mt 3,17)

La característica de este tercer relato pedagógico de parte de Jesús, es la conclusión a la espera. Esa conclusión y actuación del Hijo del ser humano, es simplemente la ratificación de la actitud del ser humano. La diferencia entre las «ovejas y cabras» (25,32) es simplemente el adverbio de negación griego: no (οὐκ). Pues el resto es exactamente igual en ambos casos.

Parando nuestra atención en la sentencia: (25,45-46)

Y les responderá, diciendo: De cierto os digo: En cuanto no lo hicisteis a uno de estos más pequeños, tampoco me lo hicisteis a mí.  25,46 e irán éstos al castigo eterno, y los justos a la vida eterna. (BTX3).

De nuevo, como en la primera entrega de esta serie, nos encontramos con el término «eterno (αἰώνιος)». El contexto nos permite entender que este adjetivo está íntimamente relacionado con el sustantivo al que modifica, en este caso lo encontramos dos veces, pero con un sentido antagónico, el primer uso «castigo (κόλασις) eterno (αἰώνιος)» y, por otro lado, «los justos (δίκαιος) a la vida eterna (εἰς ζωὴν αἰώνιον)», la proposición εἰς indica dirección, hacia adentro de…. (Dn 12,2: «unos para vida eterna, y otros para vergüenza y confusión eterna»).

Conclusión

Como ya se comentó en la primera entrega de la serie, el castigo eterno, es mientras quede vida en los que se han separado de Dios. Mientras que en los seguidores del Mesías se convertirá por su gracia, en una vida dependiente de él eternamente. El destino final de los afectados por la partícula de negación, también fue referido por Jesús, en este contexto: «y dirá también a los de la izquierda: ¡Apartaos de mí, malditos, al fuego eterno preparado para el diablo y sus ángeles!»

A Dn 12,2 «y una multitud de los que duermen en el polvo de la tierra serán despertados, unos para vida eterna, y otros para vergüenza y confusión eterna», se añade en el contexto de Mateo «al fuego eterno preparado para el diablo y sus ángeles».

La resolución final del conflicto, encontraremos su desenlace en el libro del Apocalipsis. Será el tema tercero de la serie.

Autor: Pablo Armero, Dr. en Teología y profesor de Escatología Bíblica en la Facultad Adventista de Teología (Sagunto)
Imagen: Foto de Aaron Burden en Unsplash 

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Referencias

[1] Acústico que identifica las tres grandes partes de la Biblia Hebrea.
[2] Método de lectura del libro que entiende que los mensajes de Daniel y Apocalipsis, tuvieron su cumplimiento en la época de sus autores.
[3] K. Aland, M. Black, C. M. Martini, B. M. Metzger, A. Wikgren, 3ª ed., The Greek New Tetament, (Münster: Sociedades Bíblicas Unidas, 1975)
[4] J. A, Ubieta, ed., Biblia de Jerusalén, (Bilbao: Desclee de Bruwer 1975), en lo sucesivo BJ.
[5] Biblia Textual, 2ª ed, (Sociedad Bíblica Interamericana, 2008), en lo sucesivo BTX3.
[6] P. Bonnard. Evangelio según San Mateo, (Madrid: Ediciones Cristiandad, 1976) 538.
[7] Llamad también Septuaginta, la primera traducción interpretación del conjunto de libros de la Biblia Hebrea, añadiendo algunos libros no canónicos, como Macabeos.

La entrada Universalismo y escatología II se publicó primero en Revista Adventista de España.

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