El temor de materializar demasiado la herencia de los santos ha inducido a muchos a espiritualizar las mismas verdades que nos permiten considerar que la nueva tierra es nuestro hogar. Cristo aseguró a sus discípulos que había ido a preparar moradas para ellos. Los que aceptan las enseñanzas de la Palabra de Dios no serán totalmente ignorantes acerca de las mansiones celestiales. Y sin embargo el apóstol Pablo declaró: «Cosas que ojo no vio, ni oído oyó, ni han subido en corazón de hombre, son las que Dios ha preparado para los que le aman». 1 Corintios 2:9. El lenguaje humano es inadecuado para describir la recompensa de los justos. Solo podrá ser conocida por los que la contemplen. Ninguna mente finita puede comprender la gloria del paraíso de Dios (La historia de La redención, p. 450).
La vida en la tierra es el comienzo de la vida en el cielo; la educación en la tierra es una iniciación en los principios del cielo; la obra de la vida aquí es una preparación para la obra de la vida allá. Lo que somos ahora en carácter y servicio santo es el símbolo seguro de lo que seremos…
En nuestra vida terrenal, aunque restringida por el pecado, el mayor gozo y la más elevada educación se encuentran en el servicio. Y en el estado futuro, libre de las limitaciones de la humanidad pecaminosa, hallaremos nuestro mayor gozo y nuestra más elevada educación en el servicio: testificando, y mientras testificamos aprendiendo de nuevo acerca de «la riqueza de la gloria de este misterio» «El cual es Cristo en vosotros, la esperanza de gloria». Colosenses 1 :27 (La maravillosa gracia de Dios, p. 362).
Antes de ascender al cielo, Cristo dio a los discípulos su comisión. Les dijo que debían ser los ejecutores del testamento por el cual él legaba al mundo los tesoros de la vida eterna. Vosotros habéis sido testigos de mi vida de sacrificio en favor del mundo, les dijo… Y aunque mi pueblo no quiso acudir a mí para poder tener vida, a pesar de que los sacerdotes y gobernantes han hecho conmigo lo que querían, aunque me han rechazado, tendrán todavía otra oportunidad de aceptar al Hijo de Dios. Habéis visto que recibo libremente a todos los que acuden a mí confesando sus pecados. Al que a mí viene no lo echaré fuera de ninguna manera. Os encomiendo a vosotros, mis discípulos, este mensaje de misericordia. Ha de darse tanto a los judíos como a los gentiles -primero a Israel y entonces a todas las naciones, lenguas y pueblos. Todos los que crean integrarán una iglesia.
La comisión evangélica es la magna carta misionera del reino de Cristo.
Los discípulos habían de trabajar fervorosamente por las almas, dando a todos la invitación de misericordia. No debían esperar que la gente viniera a ellos; sino que debían ir ellos a la gente con su mensaje (Los hechos de los apóstoles, pp. 22, 23).
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Notas de Ellen G. White para la Escuela Sabática 2022.
4to. Trimestre 2022 «¿QUÉ ES EL HOMBRE? “LA VIDA ETERNA: LA MUERTE Y LA ESPERANZA FUTURA”»
Lección 14: «“YO HAGO NUEVAS TODA LAS COSAS”»
Colaboradores: Wilber Valero & Esther Jiménez