Entonces le llamó, y le dijo: ¿Qué es esto que oigo acerca de ti? Da cuenta de tu mayordomía, porque ya no podrás más ser mayordomo.
Lucas 16:2)
La rendición de cuentas nos permite la forma en la cual, como iglesia administramos y utilizamos los recursos colocados bajo nuestra responsabilidad; nos permite ver el avance de la obra en nuestro territorio, nos facilita la evaluación de los aciertos y desatinos administrativos respecto al desarrollo de la misión de la iglesia.
¡Importante!
Para la rendición de cuentas debe primero existir una base reglamentaria que condiciona la base documental sobre la cual se evalúa y posteriormente se rendirá cuentas. Para eso la Iglesia Adventista del Séptimo Día, ha creado manuales y procedimientos donde se detallan los pasos a seguir por los líderes en cada uno de los niveles de la iglesia.
- La Asociación General, como representante de la iglesia mundial tiene: el Manual de la Iglesia y el Manual de contabilidad.
- Las divisiones, de la Asociación General, tienen el Reglamento Operativo.
- Las Uniones y Asociaciones/Misiones, tienen Manual de procedimiento y reglamentos financieros locales. Además del Manual de la Iglesia y el Reglamento Operativo.
Una de las formas que la iglesia usa para rendir cuentas claras es: la auditoria. Y entre los objetivos de la auditoria esta asegurar que las operaciones de la Iglesia Adventista y sus instituciones operen dentro de los lineamientos y procesos previamente establecidos. Esto permite:
- Crear un ambiente de confianza en los miembros de la iglesia.
- Fortalece el ambiente de responsabilidad y rendición de cuentas.
- Protege a los dirigentes contra rumores y falsas acusaciones.
- Confirma que las donaciones de los miembros de la iglesia se registren y utilicen según las indicaciones de ellos.
El consejo inspirado dice:
“Se me mostró que el ángel registrador toma nota fielmente de toda ofrenda dedicada a Dios y que se entrega en la tesorería, y también el resultado de los medios ofrendados. El ojo de Dios observa cada centavo que se dedica a la causa, igualmente como la actitud regocijada o mezquina del dador. También se registra el motivo de la dádiva.” (Elena G., de White, El hogar cristiano, cap. 60, p., 352).
El apóstol Pablo dijo:
“Doy gracias al que me fortaleció, a Cristo Jesús nuestro Señor, porque me tuvo por fiel, poniéndome en el ministerio, habiendo yo sido antes blasfemo, perseguidor e injuriador; más fui recibido a misericordia porque lo hice por ignorancia, en incredulidad. Pero la gracia de nuestro Señor fue más abundante con la fe y el amor que es en Cristo Jesús.” (1 Tim 1:12-14).
Dios por su gracia y misericordia, nos da la oportunidad de contribuir y servir en su causa. Convirtiéndose en un gran privilegio y a la misma vez una gran responsabilidad.
Por eso la Escritura dice:
“Ahora bien, se requiere de los administradores, que cada uno sea hallado fiel.” (1 Corintios 4:2).
Dios bendiga a su iglesia y a los administradores desde la iglesia local hasta la iglesia mundial.
Pr. Oscar Hernande