NO MÁS MUERTE NI LÁGRIMAS

EGW diciembre 29, 2022
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Después  de su expulsión  del Edén, la vida de Adán  en la tierra  estuvo llena de pesar. Cada  hoja  marchita, cada víctima ofrecida  en sacrificio, cada alojamiento  en el hermoso  aspecto  de la naturaleza,  cada mancha  en la pureza del hombre, le volvían  a recordar  su pecado. Terrible  fue la agonía  del remordimiento cuando   notó que aumentaba la iniquidad,  y que  en  contestación a sus advertencias, se le tachaba  de ser él mismo  causa del pecado … Se arrepintió  sinceramente de su pecado  y confió  en los méritos  del  Salvador prometido, y murió en la esperanza de la resurrección. El Hijo  de Dios  reparó la culpa y caída del  hombre,  y ahora,  merced  a la obra de propiciación,  Adán es restablecido a su primitiva soberanía.

Transportado  de dicha,  contempla los árboles  que hicieron  una vez su delicia – los mismos  árboles cuyos frutos  recogiera en los días  de su inocencia y dicha …  comprende que este  es  en verdad  el Edén  restaurado  y que  es mucho  más hermoso ahora que cuando  él fue expulsado. El Salvador le lleva al árbol de la vida,  toma  su  fruto  glorioso  y se lo ofrece para  comer.  Adán mira  en torno suyo y nota una multitud de los redimidos  de su familia  que se encuentra  en el paraíso  de Dios.  Entonces  arroja su brillante  corona  a los pies de Jesús,  y,  cayendo  sobre  su pecho,  abraza al Redentor…

Presencian  esta  reunión  los ángeles  que  lloraron  por  la caída  de Adán y se regocijaron  cuando  Jesús,  una vez resucitado,  ascendió  al cielo  después de haber abierto  el sepulcro  para todos  aquellos que creyesen en su nombre.  Ahora  contemplan  el  cumplimiento  de  la  obra  de  redención  y  unen  sus voces al cántico  de alabanza  (El hogar cristiano, pp. 489,490).

Vi después un gran número de ángeles que traían de la ciudad brillantes coronas, una para cada santo, cuyo nombre estaba inscrito en ella. A medida que Jesús pedía  las coronas,  los ángeles se las presentaban y con  su propia diestra el amable Jesús las ponía en la cabeza de los santos … Después vi que Jesús conducía  a los redimidos  a la puerta de la ciudad… Jesús miró  entonces a sus redimidos santos, cuyo semblante  irradiaba gloria, y fijando en ellos sus ojos bondadosos les dijo con voz rica y musical: «Contemplo el trabajo de mi alma, y estoy satisfecho. Vuestra es esta excelsa gloria para que la disfrutéis eternamente.  Terminaron vuestros pesares.  No habrá más muerte  ni llanto ni pesar ni dolor».  Vi que la hueste  de los redimidos  se postraba y echaba sus brillantes coronas  a los pies de Jesús; y cuando  su bondadosa mano los alzó del suelo, pulsaron sus áureas arpas y llenaron  el cielo con su deleitosa música y cánticos al Cordero  (Primeros escritos, p. 288).

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Notas de Ellen G. White para la Escuela Sabática 2022.
4to. Trimestre 2022 «¿QUÉ ES EL HOMBRE? “LA VIDA ETERNA: LA MUERTE Y LA ESPERANZA FUTURA”»
Lección 14: «“YO HAGO NUEVAS TODA LAS COSAS”»
Colaboradores: Wilber Valero & Esther Jiménez

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