Dios escogió para sí un pueblo entre los gentiles, y les dio el nombre de cristianos. Este es un nombre real, y se les concede a los que se unen a Cristo. Acerca de este nombre… Pedro declara: “Pero si alguno padece como cristiano, no se avergüence, sino glorifique a Dios por ello”. 1 Pedro 4:16…
¡Oh, si tan solo el pueblo de Dios confiara en él y aceptara el extraordinario tesoro de conocimiento que se le ofrece!
Ante nosotros tenemos el ejemplo supremo y más santo. Jesús fue impecable tanto en pensamiento como en palabra y acción. La perfección caracterizaba a todo lo que hacía. Mientras nos señala la senda marcada por él, nos dice: “Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, y tome su cruz, y sígame” (Exaltad a Jesús, p. 285).
Una frase de la Escritura tiene más valor que diez mil ideas o argumentos humanos. Los que se niegan a seguir los planes de Dios oirán finalmente la sentencia: “Apartaos de mí”. Mas si nos sometemos a la voluntad de Dios, el Señor Jesús dirige nuestra mente y da seguridad a nuestros labios. Podemos ser fuertes en el Señor y en la potencia de su fortaleza. Al recibir a Cristo, quedamos revestidos de su potencia. Cuando el Salvador habita en nosotros, su fuerza viene a ser nuestra; su verdad es nuestro capital, y ninguna injusticia se advierte en nuestra vida. Llegamos a poder decir palabras oportunas a quienes no conocen la verdad. La presencia de Cristo en el corazón es una potencia vivificadora, que fortalece todo el ser (Testimonios para la iglesia, t. 7, p. 71).
El día viene, y está cercano, cuando cada fase del carácter se revelará por medio de tentaciones especiales. Los que permanezcan fieles a los principios, que ejerzan fe hasta el fin, serán los que habrán permanecido fieles bajo las pruebas durante el tiempo de gracia, y que habrán formado caracteres a la semejanza de Cristo. Los que han cultivado una estrecha relación con Cristo, mediante su sabiduría y gracia, son los participantes de la naturaleza divina. Pero ningún ser humano puede darle a otro devoción del corazón y nobles cualidades de la mente, y suplir sus deficiencias con poder moral.
Podemos beneficiarnos los unos a los otros cuando representemos ante los hombres un ejemplo semejante al de Cristo, influyéndolos así para que acudan a Cristo para recibir la justicia sin la cual no pueden estar en pie ante el juicio. El importante asunto de la edificación del carácter debe considerarse con oración, y edificar su carácter de acuerdo al modelo divino.
Nuestro precioso Redentor está delante del Padre como nuestro intercesor, y está preparando mansiones para todos los que creen en él como su Salvador personal (The Youth’s Instructor, 16 de enero, 1896; parcialmente en A fin de conocerle, p. 349).
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Notas de Ellen G. White para la Escuela Sabática 2022.
3rd Trimestre 2022 »EN EL CRISOL CON CRISTO«
Lección 4: «VER EL ROSTRO DEL ORFEBRE»
Colaboradores: Wilber Valero