
Traed todos los diezmos al alfolí y haya alimento en mi casa; y probadme ahora en esto, dice Jehová de los ejércitos, si no os abriré las ventanas de los cielos, y derramaré sobre vosotros bendición hasta que sobreabunde.
Malaquías 3:10
En Génesis 14: 17-20 encontramos el relato en donde Abraham le entrega los diezmos a Melquisedec. En este relato encontramos algunos principios bíblicos relacionados a esta práctica.
- Abraham no entregó los diezmos al rey de Sodoma quien lo recibió, si no a Melquisedec rey de Salem, esto porque Melquisedec era además sacerdote del Rey Altísimo, esto nos enseña que el diezmo no debe ser entregado o administrado en cualquier lugar, pues el mismo tiene un propósito sagrado.
- Abraham y Melquisedec reconocieron por medio de una comida que fue Dios quien le dio la victoria en la batalla a Abraham. Es decir es además un acto de gratitud por las bendiciones que recibimos de parte de Dios.
Posteriormente, la palabra de Dios nos afirma que el diezmo es consagrado a Jehová. Según Levítico: 27:30 – 32, «El diezmo de la tierra, tanto de la simiente de la tierra como la del fruto de los árboles, es de Jehová; es cosa dedicada a Jehová, todo el diezmo de vacas o de ovejas de todo lo que pasa bajo la vara, el diezmo será «CONSAGRADO A JEHOVÁ». De esta manera el diezmo quedó establecido como un mandamiento de Dios para su pueblo.
Este mandamiento también nos permite entender la santidad del diezmo, cuando la Biblia dice que el diezmo es cosa «CONSAGRADA A JEHOVÁ», está indicando claramente que se trata de una porción distinta, apartada, escogida, que no debe de ser tratada, ni usada de cualquier manera. Cuando Dios dice a través del profeta “Traed todos los diezmos al alfolí. (Mal 3:10), está proponiendo una relación de confianza y honradez, nuestro deber es traer todos los diezmos al alfolí y permitir que el señor utilice estos recursos adecuadamente a través de su Iglesia.
«Probadme ahora en esto dice Jehová de los ejércitos»(Mal 3 :10). Él ha hecho una promesa a aquellos que den un paso de Fe en este aspecto “Abriré las ventanas de los cielos y derramaré sobre vosotros Bendición hasta que sobreabunde (Mal 3:10). La garantía que tenemos para esta promesa es la segura palabra de un Dios que no es hombre para mentir, ni es hijo de hombre para arrepentirse (Núm. 23: 19), es la palabra que nos garantiza que, al ser fieles, recibiremos mucho más de lo que damos, ¿Podemos creerle a Dios?, ¿Queremos Probarlo? Medita en esto.
El llamado de hoy es para reafirmar nuestro compromiso de ser fieles, honestos y honrados con Dios. Es para hacer pacto con Dios de cumplirlo y de creer en sus promesas de Bendición para nosotros. ¿Le gustaría hacer ese pacto ahora mismo con una oración?
Hno. Randall Mora.