LA PROPAGACIÓN DE LA INCREDULIDAD

EGW septiembre 28, 2022
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Después que Satanás y los que cayeron con él fueron echados del cielo, y él se dio cuenta de que había perdido  para siempre toda la pureza y gloria de aquel lugar,  se arrepintió, y quiso ser reintegrado allí. Estaba dispuesto a ocupar su propio  lugar, o cualquier puesto  que se le asignase.  Pero no; el cielo no debía ser puesto en peligro. Todo el cielo podría contaminarse si se le recibía de vuelta;  pues el pecado había comenzado con él, y la semilla de la rebelión  estaba en su fuero interno.  Tanto  él como  sus secuaces lloraron, e imploraron  que se los volviese a recibir en el favor de Dios.  Pero  su  pecado -su odio, su envidia  y sus celos- habían  sido  tan  grandes  que  Dios  no podía borrarlos.  Ese pecado  había  de subsistir para  recibir su castigo final.

Cuando  Satanás  se dio  plena  cuenta  de  que  no  había  posibilidad  de que  regresase al favor de Dios,  su malicia y su odio  comenzaron a manifestarse.  Consultó a sus ángeles,  y trazó  un  plan  para  seguir  obrando contra el  gobierno  de  Dios.  Cuando Adán  y Eva  fueron   puestos  en  el  hermoso huerto,  Satanás  estaba  haciendo planes  para  destruirlos … Se decidió   que Satanás asumiría  otra forma  y manifestaría interés en el hombre. Tenía  que hacerle  insinuaciones  contra la veracidad  de  Dios  y crear  dudas  acerca  de si Dios  quería  decir  precisamente lo que decía;  luego,  excitar  la curiosidad de la pareja  e inducirla  a tratar de inmiscuirse en  los planes  insondables de Dios  -es  decir  cometer el mismo  pecado  del  cual Satanás  se había  hecho culpable  (Primeros escritos, pp.  I 46, I 47).

Cuando el alma se entrega a Cristo,  un nuevo  poder  se posesiona del nuevo  corazón.  Se realiza  un  cambio  que  ningún hombre  puede  realizar por su cuenta. Es una obra sobrenatural, que introduce un elemento  sobrenatural en la naturaleza  humana. El alma que se entrega a Cristo, llega a ser una  fortaleza  suya,  que  él sostiene  en un  mundo en rebelión,  y no  quiere que otra autoridad sea conocida en ella sino la suya.  Un alma así guardada en posesión  por  los agentes celestiales es inexpugnable para los asaltos  de Satanás. Pero a menos que nos entreguemos al dominio de Cristo, seremos dominados por el maligno. Debemos estar inevitablemente bajo el dominio del uno o del otro de los dos grandes poderes  que están contendiendo  por la supremacía  del  mundo.

No  es necesario que elijamos deliberadamente el servicio del reino  de las tinieblas  para pasar bajo su dominio. Basta que descuidemos  de aliarnos con el reino de la luz. Si no cooperamos con los agentes celestiales, Satanás se posesionará de nuestro corazón,  y hará de él su morada. La única defensa contra el mal consiste en que Cristo more en el corazón  por la fe en su justicia. A menos que estemos vitalmente relacionados con Dios, no podremos resistir los efectos profanos del amor propio,  de la complacencia propia y de la tentación a pecar. Podemos dejar muchas malas costumbres y momentáneamente separarnos  de Satanás; pero sin una  relación vital con Dios  por nuestra entrega a él momento tras momento, seremos vencidos (El Deseado de todas las gentes, p. 291).

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Notas de Ellen G. White para la Escuela Sabática 2022.
4to. Trimestre 2022 «¿QUÉ ES EL HOMBRE? “LA VIDA ETERNA: LA MUERTE Y LA ESPERANZA FUTURA”»
Lección 1: «REBELIÓN EN UN UNIVERSO PERFECTO»
Colaboradores: Wilber Valero & Esther Jiménez

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