«Cuando viniere aquel Espíritu de verdad -dijo Jesús-, él os guiará a toda verdad». Juan 16:13.
El Consolador es llamado el «Espíritu de verdad». Su obra consiste en definir y mantener la verdad. Primero mora en el corazón como el Espíritu de verdad, y así llega a ser el Consolador. Hay consuelo y paz en la verdad, pero no se puede hallar verdadera paz ni consuelo en la mentira. Por medio de falsas teorías y tradiciones es como Satanás obtiene su poder sobre la mente. Induciendo a los hombres a adoptar normas falsas, tuerce el carácter. Por medio de las Escrituras, el Espíritu Santo habla a la mente y graba la verdad en el corazón. Así expone el error, y lo expulsa del alma. Por el Espíritu de verdad, obrando por la Palabra de Dios, es como Cristo subyuga a sí mismo a sus escogidos …
El Espíritu Santo era el más elevado de todos los dones que podía solicitar de su Padre para la exaltación de su pueblo. El Espíritu iba a ser dado como agente regenerador, y sin esto el sacrificio de Cristo habría sido inútil. El poder del mal se había estado fortaleciendo durante siglos, y la sumisión de los hombres a este cautiverio satánico era asombrosa. El pecado podía ser resistido y vencido únicamente por la poderosa intervención de la tercera persona de la Divinidad, que iba a venir no con energía modificada, sino en la plenitud del poder divino. El Espíritu es el que hace eficaz lo que ha sido realizado por el Redentor del mundo. Por el Espíritu es purificado el corazón. Por el Espíritu llega a ser el creyente partícipe de la naturaleza divina (El Deseado de todas las gentes, pp. 624,625).
Debemos buscar a Dios en forma individual. Esta es una obra personal. Acerquémonos a Dios, y no permitamos que ninguna cosa interfiera con nuestros esfuerzos y distorsione la verdad para este tiempo. Que cada cual confiese sus propios pecados y no los de su prójimo. Que humille su corazón delante de Dios y que sea tan lleno con el Espíritu Santo que su vida demuestre que ha nacido de nuevo. Leemos: «Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios». Juan 1:12.
Hay que vivir y practicar el evangelio de Cristo en la vida diaria. Los siervos de Dios tienen que limpiarse de toda frialdad y egoísmo. La sencillez, la humildad y la mansedumbre son los grandes valores que deben ponerse en evidencia en la obra de Dios. Procurad unir a los obreros con vínculos de confianza y amor. Si no podéis conseguir esto, sed rectos vosotros mismos y dejad el resto a cargo de Dios. Trabajad con fe y oración. Elegid a jóvenes cristianos y preparadlos para que no sean obreros con corazón de hierro, sino obreros dispuestos a actuar en armonía con los demás.
Oro para que el Señor cambie los corazones de aquellos que, a menos que reciban más gracia, caerán en la tentación. Oro para que él suavice y subyugue todo corazón. Necesitamos vivir en estrecha comunión con Dios, para amarnos unos a otros así como Cristo nos amó. Por este medio el mundo ha de conocer que somos sus discípulos. Que no haya exaltación de sí mismo. Si los obreros humillan sus corazones delante de Dios, vendrá la bendición (Testimonios para la iglesia, t. 9, p. 175).
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Notas de Ellen G. White para la Escuela Sabática 2022.
4to. Trimestre 2022 «¿QUÉ ES EL HOMBRE? “LA VIDA ETERNA: LA MUERTE Y LA ESPERANZA FUTURA”»
Lección 12: «LA COSMOVISIÓN BÍBLICA»
Colaboradores: Wilber Valero & Esther Jiménez