
NO COMETER EL PECADO DE ACÁN
VERSÍCULO PARA MEMORIZAR
“Pero los hijos de Israel cometieron una prevaricación en cuanto al anatema; porque Acán hijo de Carmi, hijo de Zabdi, hijo de Zera, de la tribu de Judá, tomó del anatema; y la ira de Jehová se encendió contra los hijos de Israel” (Ver. 1).
COMENTARIO HISTÓRICO – CAPÍTULO 7 DE JOSUÉ
La victoria que obtuvieron contra Jericó los llenó de confianza propia a los israelitas, y se olvidaron de que Dios fue el gestor del triunfo. Josué no consultó a Dios sobre la estrategia que debían seguir para conquistar la ciudad de Hai, los espías recomendaron que con dos mil o tres mil soldados era suficientes para conquistar esta ciudad. Si en vez de consultar a los espías, consultaban por dirección divina, no habrían perdido a treinta y seis soldados y no habrían sufrido la angustia de pensar que serían destruidos por los enemigos, porque Dios le hubiese advertido que su dirección se había alejado de ellos a raíz del pecado de Acán. El pecado secreto a la vista de seres humanos había causado la desaprobación divina. Dios hizo participar a todo el pueblo de Israel, para que descubrieran el pecado y castiguen al culpable. El descubrimiento del pecado de Acán, demostró que Dios observa todo lo que hacemos, indistintamente sea en medio de una carpa, en la oscuridad, o en medio del desierto.
CITA SELECTA – PATRIARCAS Y PROFETAS, PÁG.470
“El pecado mortal que condujo a Acán a la ruina tuvo su origen en la codicia, que es, entre todos los pecados, el más común y el que se considera con más liviandad. Mientras que otros pecados se averiguan y se castigan, ¡cuán raro es que se censure siquiera la violación del décimo mandamiento! La historia de Acán nos enseña la enormidad de ese pecado y cuáles son sus terribles consecuencias. La codicia es un mal que se desarrolla gradualmente. Acán albergó avaricia en su corazón hasta que ella se hizo un hábito en él y lo ató con cadenas casi imposibles de romper. Aunque fomentaba este mal, le habría horrorizado el pensamiento de que pudiera acarrear un desastre para Israel; pero el pecado embotó su percepción, y cuando le sobrevino la tentación cayó fácilmente. ¿No se cometen aun hoy pecados semejantes a ese, y frente a advertencias tan solemnes y explícitas como las dirigidas a los israelitas? Se nos prohíbe tan expresamente albergar la codicia como se le prohibió a Acán que tomara despojos en Jericó. Dios declara que la codicia o avaricia es idolatría”.
ORACIÓN
PADRE NUESTRO TE PEDIMOS PERDÓN PORQUE NO NOS CONFORMAMOS CON LAS ABUNDANTES BENDICIONES QUE NOS OTORGAS. QUITA LA AVARICIA DE NUESTRA MENTE Y QUE NO CODICIEMOS LO QUE OTROS TIENEN. POR JESÚS, AMÉN.