CONSECUENCIAS DE NO TENER A DIOS COMO PRIORIDAD EN LA VIDA
VERSÍCULO PARA MEMORIZAR: “La lámpara del malvado se apagará; la llama de su fuego dejará de arder”
JOB 18:5
COMENTARIO HISTÓRICO
Establezcamos algunos principios sobre las consecuencias de vivir sin Dios:
1) Dios es un Dios de amor, y su prioridad es la salvación del ser humano, para cumplir ese objetivo, permite que salga el sol sobre buenos y malos;
2) El ser humano, no reconoce que Dios se preocupa por los detalles de su vida: “Yo con todo eso enseñaba a andar al mismo Efraín, tomándole de los brazos; y no conoció que yo le cuidaba. Con cuerdas humanas los atraje, con cuerdas de amor; y fui para ellos como los que alzan el yugo de sobre su cerviz, y puse delante de ellos la comida (Ose 11:3)
3) El extremo de la ingratitud de la humanidad es negar la existencia de Dios: “Dice el necio en su corazón: No hay Dios. Se han corrompido, hacen obras abominables; no hay quien haga el bien;
4) Si cultivamos una actitud de desprecio al plan de salvación, tendremos que sufrir las consecuencias de nuestra elección;
5) Alejarnos de Dios llevará a que cumpla su Palabra: “Porque el SEÑOR se levantará como en el monte Perazim, se enojará como en el valle de Gabaón, para hacer su tarea, su extraña tarea, y para hacer su obra, su extraordinaria obra” (Isa 28:21).
CITA SELECTA
“Un solo rasgo malo en el carácter, un solo deseo pecaminoso, persistentemente albergado, neutraliza con el tiempo todo el poder del Evangelio. Cada vez que uno cede al pecado, se fortalece la aversión del alma hacia Dios. El hombre que manifiesta un descreído atrevimiento o una estólida indiferencia hacia la verdad, no está sino segando la cosecha de su propia siembra. En toda la Escritura no hay amonestación más terrible contra el hábito de jugar con el mal que estas palabras del sabio: “Prenderán al impío sus propias iniquidades.” Cristo está listo para libertarnos del pecado, pero no fuerza la voluntad; y si ésta, por la persistencia en la transgresión, se inclina por completo al mal, y no deseamos ser libres ni queremos aceptar la gracia de Cristo, ¿qué más puede El hacer? Al rechazar deliberadamente su amor, hemos labrado nuestra propia destrucción. “¡He aquí ahora es el tiempo acepto! ¡he aquí ahora es el día de salvación!” “¡Hoy, si oyereis su voz, no endurezcáis vuestros corazones!” (CC 34).
ORACIÓN
PADRE, INTERCEDEMOS POR NOSOTROS Y POR NUESTROS SERES AMADOS, PARA NUNCA ALEJARNOS DE TU GRACIA SALVADORA Y DE TU PERDÓN. POR JESÚS, AMÉN.