ÉL MURIÓ POR NOSOTROS

EGW noviembre 1, 2022
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Cristo  en  la  cruz  no  solo  atrae  a los  hombres  para  que  se arrepientan delante de  Dios  por  las transgresiones  de su  ley  -pues  Dios a quienes  perdona hace que primero se arrepientan-,  sino  que  Cristo ha satisfecho la justicia; se ha ofrecido a sí mismo  como  expiación. Su sangre  derramada,  su cuerpo  quebrantado,  satisfacen  las demandas  de la ley transgredida, y así salva con  un puente el abismo  que ha hecho  el pecado. Sufrió  en la carne para que con su cuerpo  magullado y quebrantado  pudiera  amparar al pecador indefenso.  La victoria obtenida por su muerte en  el Calvario  quebrantó para  siempre el poder acusador  de Satanás  sobre  el universo, y silenció  su acusación  de que  la abnegación era imposible en  Dios y que,  por  lo  tanto, no es esencial  en la familia humana.

Todos   los  que  quieran pueden  ser  vencedores.  Esforcémonos fervientemente para  alcanzar  la norma puesta delante de nosotros. Cristo conoce  nuestra debilidad, y a él podemos ir diariamente en  busca  de ayuda. No  es necesario que ganemos fortaleza para  un  mes por  adelantado. Debemos vencer  día tras día (Comentarios de Elena  G.  de Whice en Comentario  bíblico adventista,  t.  7, p.  985).

Jesús vivió, sufrió y murió  para  redimirnos. Se hizo  «Varón  de dolores» para  que  nosotros fuésemos  hechos participantes del gozo  eterno. Dios  permitió que  su Hijo  amado,  lleno  de gracia  y de verdad,  viniese de un mundo de  indescriptible gloria  a esta tierra  corrompida y manchada por  el pecado, obscurecida por  la sombra de muerte y maldición. Permitió que  dejase  el seno  de  su  amor,  la adoración  de  los  ángeles, para  sufrir  vergüenza,  insultos,  humillación,  odio  y muerte …  El Hijo inmaculado de Dios  tomó  sobre sí la carga del pecado. El que había sido uno con Dios  sintió en su alma la terrible separación que el pecado  crea entre Dios y el hombre. Esto arrancó de sus labios el angustioso clamor: «[Dios  mío!  ¡Dios  mío!  ¿por qué  me has desamparado?» Mateo 27:46. Fue la carga del pecado, el reconocimiento de su terrible enormidad y de la separación que causa entre el alma y Dios, lo que quebrantó el corazón del Hijo  de Dios.

Pero este  gran  sacrificio  no  fue hecho  para  crear amor  en el corazón del Padre  hacia  el hombre,  ni para  moverle  a salvarnos.  ¡No!  ¡No! «Porque  de tal manera amó Dios  al mundo, que dio a su Hijo  unigénito». Juan  3:16. Si el Padre  nos ama no es a causa de la gran propiciación, sino que  él proveyó  la propiciación porque  nos  ama.  Cristo fue  el  medio por  el cual  el Padre pudo derramar su amor  infinito  sobre  un  mundo caído.  «Dios  estaba en Cristo,  reconciliando consigo  mismo  al mundo». 2 Corintios  5:19.  Dios  sufrió  con  su Hijo.  En la agonía del Getsemaní, en la muerte del Calvario,  el corazón  del Amor  infinito  pagó  el precio de nuestra redención (El camino a Cristo,  pp.  13, 14).

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Notas de Ellen G. White para la Escuela Sabática 2022.
4to. Trimestre 2022 «¿QUÉ ES EL HOMBRE? “LA VIDA ETERNA: LA MUERTE Y LA ESPERANZA FUTURA”»
Lección 6: «ÉL MURIÓ POR NOSOTROS»
Colaboradores: Wilber Valero & Esther Jiménez

 

 

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