A la venida de Cristo los impíos serán borrados de la superficie de la tierra, consumidos por el espíritu de su boca y destruidos por el resplandor de su gloria. Cristo lleva a su pueblo a la ciudad de Dios, y la Tierra queda privada de sus habitantes. «He aquí que Jehová vacía la tierra, y la dejará desierta, y cual vaso, la volverá boca abajo, y dispersará sus habitantes. «La tierra será enteramente vaciada y completamente saqueada; porque Jehová ha hablado esta palabra» «Porque traspasaron la ley, cambiaron el estatuto, y quebrantaron el pacto eterno. Por tanto la maldición ha devorado la tierra, y los que habitan en ella son culpables: por tanto son abrasados los habitantes de la tierra». lsaías 24:1, 3, 5, 6.
Toda la tierra tiene el aspecto desolado de un desierto. Las ruinas de las ciudades y aldeas destruidas por el terremoto, los árboles desarraigados, las ásperas rocas arrojadas por el mar o arrancadas de la misma tierra, están esparcidas por la superficie de esta, al paso que grandes cavernas señalan el sitio donde las montañas fueron arrancadas desde sus cimientos (¡Maranata: el Señor viene!, p. 315).
Después que los santos hayan sido transformados en inmortales y arrebatados con Jesús, después que hayan recibido sus arpas, sus mancos y sus coronas, y hayan entrado en la ciudad, se sentarán en juicio con Jesús. Serán abiertos el libro de la vida y el de la muerte. El libro de la vida lleva anotadas las buenas acciones de los santos; y el de la muerte contiene las malas acciones de los impíos. Estos libros son comparados con el de los estatutos, la Biblia, y de acuerdo con ella son juzgados los hombres. Los santos, al unísono con Jesús, pronuncian su juicio sobre los impíos muertos. «He aquí -dijo el ángel- que los santos, unidos con Jesús, están sentados en juicio y juzgan a los impíos según las obras que hicieron en el cuerpo, y frente a sus nombres se anota lo que habrán de recibir cuando se ejecute el juicio». Tal era, según vi, la obra de los santos con Jesús durante los mil años que pasan en la santa ciudad antes que esta descienda a la tierra (Primeros escritos, p. 52).
La evidencia más amplia concedida por Dios de que desea la salvación de todos, será la condenación de los que rechacen el don del Cielo. En el último gran día cuando todos sean recompensados o castigados de acuerdo con su obediencia o desobediencia, la cruz del Calvario aparecerá claramente ante los que se hallen frente al Juez de toda la tierra para recibir la sentencia eterna. Se los capacitó para que comprendieran algo del amor que Dios ha expresado por los seres humanos caídos. Ven cuán grandemente ha sido deshonrado por los que continuaron en la transgresión, escogiendo ponerse junto a Satanás y manifestando menosprecio por la ley de Jehová …
La ley de Dios es el trasunto de su carácter y únicamente los que la obedezcan serán aceptos por él (En los lugares celestiales, p. 363).
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Notas de Ellen G. White para la Escuela Sabática 2022.
4to. Trimestre 2022 «¿QUÉ ES EL HOMBRE? “LA VIDA ETERNA: LA MUERTE Y LA ESPERANZA FUTURA”»
Lección 13: «EL PROCESO DEL JUICIO»
Colaboradores: Wilber Valero & Esther Jiménez