¿Cómo investigaremos las Escrituras? ¿Hemos de clavar las estacas doctrinales una por una y luego procurar que la Escritura se ajuste a nuestras opiniones establecidas? ¿O tomaremos nuestras ideas y conceptos de la Escritura y mediremos nuestras teorías desde cada ángulo por la palabra de verdad? Muchos que leen y enseñan la Biblia no comprenden la preciosa verdad que están estudiando o enseñando. Los hombres creen errores, cuando la verdad está claramente señalada.
Si solo trajeran sus doctrinas hasta la Palabra de Dios en vez de leer la Biblia a la luz de sus doctrinas para demostrar que sus ideas son correctas, no andarían en tinieblas y ceguedad ni acariciarían el error. Muchos dan a la Palabra de Dios un significado que se adecua a sus propias opiniones, y se desvían a sí mismos y engañan a otros por sus falsas interpretaciones de la Palabra de Dios (El otro poder, p. 36).
¡Oh, cuán engañoso es el corazón humano! ¡Con cuánta facilidad armoniza con aquello que es malo! No hay nada más perjudicial para los intereses del alma, para su pureza, para su verdadera y santa concepción de Dios y de las cosas eternas y sagradas, que escuchar y exaltar constantemente aquello que no es de Dios. Esto envenena el corazón y degrada el entendimiento. La verdad pura puede seguirse hasta su Fuente Divina, al prestar atención a su influencia elevadora, refinadora y santificadora sobre el carácter del que la recibe…
«Mirad, pues, cómo oís» (Lucas 8:18), es la amonestación de Cristo.Debemos escuchar si queremos aprender la verdad a fin de poder andar en ella. Y de nuevo se nos dice: «Mirad lo que oís». Marcos 4:24. «Examinadlo todo» (1 Tesalonicenses 5:21); «no creáis a todo espíritu, sino probad los espíritus si son de Dios; porque muchos falsos profetas han salido por el mundo». 1 Juan 4: 1. Este es el consejo de Dios; ¿le prestaremos atención? (Mensajes selectos, t. 90, pp. 89, 90).
La fe en una mentirá no ejercerá una influencia santificadora sobre la vida o el carácter. Ningún error puede ser verdad, ni puede ser convertido en verdad mediante su repetición, o teniendo fe en él. La sinceridad nunca salvará a un alma de las consecuencias de creer en un error. Sin sinceridad no puede haber verdadera religión, pero la sinceridad manifestada en relación con una religión falsa nunca salvará a una persona. Puedo actuar con perfecta sinceridad al seguir un camino equivocado, pero eso no lo convertirá en un camino correcto, ni me llevará al lugar donde quiero ir. El Señor no quiere que tengamos una credulidad ciega, y que a eso llamemos una fe que santifica. La verdad es el principio que santifica, y por lo tanto a nosotros nos corresponde saber cuál es la verdad. Debemos comparar las cosas espirituales con lo que es espiritual. Debemos probar todas las cosas y retener únicamente lo que es bueno, aquello que tiene las credenciales divinas, que pone delante de nosotros los verdaderos motivos y principios que deberían promover nuestras acciones (Mensajes selectos, t. 2, p. 64) .
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Notas de Ellen G. White para la Escuela Sabática 2022.
4to. Trimestre 2022 «¿QUÉ ES EL HOMBRE? “LA VIDA ETERNA: LA MUERTE Y LA ESPERANZA FUTURA”»
Lección 10: «EL FUEGO DEL INFIERNO»
Colaboradores: Wilber Valero & Esther Jiménez