La primera gran lección moral dada a Adán fue la de la abnegación. Las riendas del dominio propio fueron colocadas en sus manos.
A Adán y a Eva se les permitió participar de cada árbol del huerto, con excepción de uno. Había una sola prohibición. El árbol prohibido era tan atrayente y hermoso como cualquiera de los árboles del huerto. Se lo llamó el árbol del conocimiento, porque al participar de ese árbol, del cual Dios había dicho «no comerás» (Génesis 2:17), tendrían un conocimiento del pecado y experimentarían la desobediencia (A fin de conocerle, p. 16).
Humildemente y con indecible pesar Adán y Eva abandonaron el hermoso jardín donde habían sido tan felices hasta que desobedecieron la orden de Dios. La atmósfera había cambiado. Ya no se mantenía invariable como antes de la transgresión. Dios los vistió con túnicas de pieles para cubrirlos de la sensación de frío y calor a la que estaban expuestos.
Todo el cielo se lamentó por la desobediencia y la caída de Adán y Eva, que habían acarreado la ira de Dios sobre toda la especie humana. Ya no podían tener comunión directa con Dios y se habían sumergido en la miseria y la desesperación. No se podía cambiar la ley de Dios para que se adaptara a la necesidad del hombre, porque de acuerdo con el plan de Dios esta nunca debía perder su fuerza ni anular el más pequeño de sus requerimientos.
El Hijo de Dios se compadece del hombre caído. él sabe que la ley de su Padre es tan inmutable como sí mismo. Solamente puede ver una vía de escape para el transgresor. Se ofrece a sí mismo a su Padre como un sacrificio para el hombre, para llevar su culpa y su castigo sobre sí mismo, y redimirlos de la muerte muriendo en su lugar, y así pagar el rescate … Por el bien de su querido Hijo el Padre detiene por un tiempo la ejecución de la muerte, y encomienda a la raza caída a Cristo (Spiritual Gifts, vol. 3, p. 46; parcialmente en La historia de la redención, pp. 47, 48,).
La transgresión de la ley de Dios dejó desgracia y muerte en su estela. Por la desobediencia se pervirtieron las facultades del hombre, y el egoísmo reemplazó al amor. Su naturaleza se debilitó de tal manera, que le resultó imposible resistir al poder del mal; el tentador vio que se cumplía su propósito de estorbar el plan divino de la creación del hombre, y de llenar la tierra de miseria y desolación. Los hombres habían elegido a un gobernante que los encadenaba como cautivos a su carro ( Consejos para Los maestros, p. 33).
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Notas de Ellen G. White para la Escuela Sabática 2022.
4to. Trimestre 2022 «¿QUÉ ES EL HOMBRE? “LA VIDA ETERNA: LA MUERTE Y LA ESPERANZA FUTURA”»
Lección 2: «MUERTE EN UN MUNDO PECAMINOSO»
Colaboradores: Wilber Valero & Esther Jiménez